Cuaresma

La Cuaresma es el periodo de tiempo litúrgico que se inicia el Miércoles de Ceniza y finaliza antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. Se trata del momento previo y de preparación para la Pascua.

Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días porque es un número muy simbólico y representativo en la biblia, recuerda los días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública. El color litúrgico de este tiempo es morado que representa el luto y la penitencia.

«Jesús se dirigió al desierto, estando cuarenta días y cuarenta noches: Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches tuvo hambre.»


17/03/2024

La Cruz no es símbolo de derrota, sino de Victoria. Jesús venció al demonio y redimió a la Humanidad en la Cruz. Dios Padre habla en este Evangelio de hoy para decir: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo». La Cruz ya simboliza la Gloria de Dios. Jesús es glorificado en el trono de la Cruz, y desde ella atrae a todos hacia Él. Desde la Cruz y desde la Eucaristía, Jesús hace nuevas todas las cosas.

Permitamos pues a Jesús atraernos y transformarnos desde esa Cruz y esa Eucaristía. Saquemos algo de tiempo a la semana para estar junto a Él, ante el Sagrario, ante la Custodia expuesta… Ahí, frente a Él, uno puede abrirle su corazón para que Él lo vaya transformando. Porque sí, por supuesto que Dios está en todas partes, pero es en la Cruz de la Eucaristía que su divina Persona se encuentra igual de presente que lo estuvo entre sus apóstoles y discípulos caminando por las calles de Nazaret.


10/03/2024

«Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?» A veces, a pesar de las evidencias que tenemos, nos negamos a creer o a convertirnos. Esto sucede mucho más a menudo de lo que parece. Es como si uno se resistiera a seguir a Cristo, a pesar de que no puede negar aquello que ha visto con sus propios ojos… Toda la Lectura de hoy nos habla de esta resistencia, de esta incredulidad culpable.

Culpable porque sí ha visto, porque sí ha tenido oportunidad de conocer y comprobar por sí mismo la Verdad del Evangelio. Un incrédulo, una persona que no tiene Fe, es inocente a ojos de Dios cuando no ha tenido oportunidad de llegar a esta Fe por sí mismo. Pero cuando sí la ha tenido, cuando sí ha visto y escuchado, ya no está exento de culpa. «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís «vemos», vuestro pecado permanece».


03/03/2024

Acaba el Evangelio de este domingo diciendo: «porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.» Jesús sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Dios conoce nuestro interior incluso mejor que nosotros mismos, porque, por el bautismo, nuestra alma es su morada, templo del Espíritu Santo. «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.» El Señor nos está diciendo: «No permitas que tu alma esté sucia, contaminada. Quita estas porquerías, estos pecados de ahí, mediante la Confesión. Mantén tu alma limpia, ordenada, pura, santa.

«El celo de tu casa me devora.» El Señor tiene un interés extremo en nuestra alma, a la que quiere salvar y llevar al Cielo. Pero necesita nuestro sí y nuestra colaboración. Por eso nos insta a cuidar de esa alma, a buscar su pureza, su belleza, su lozanía, su santidad… Porque nuestra alma es el mayor tesoro que Dios ha dado al ser humano. Nuestra alma es inmortal y es capaz de contener a Dios mismo, capaz de unirse a Él. Cuánto esmero y diligencia deberíamos poner por tanto en cultivar nuestra morada interior para agradar a tan digno Huesped.


25/02/2024

Lo mismo que nosotros en Cuaresma, nos vamos preparando para vivir el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Jesús quiso preparar también a los Apóstoles para ese terrible momento, haciéndoles experimentar un adelanto de la Gloria que vendría después, con su Resurrección. Este es el significado de la Transfiguración de Jesús en el Tabor, donde Él adquirió por unos momentos el aspecto glorioso que adquiriría una vez resucitado.

Y esto es igualmente lo que nos enseña la Liturgia en este segundo domingo de Cuaresma. ¿Para qué nos sirve la Cuaresma? ¿Para qué nos sirven el ayuno y la penitencia? ¿Para qué nos sirve, ya hablando en general, toda una vida sacramental vivida en estrecha comunión con Cristo? Para alcanzar un día la gloria de la Resurrección, en la que nosotros también seremos transfigurados, como Él, para la Vida Eterna.


V DOMINGO DE CUARESMA (CICLO A)
Resurrección de Lázaro.

26/03/2023

La familia de Betania, Lázaro, Marta y María, eran especialmente amigos de Jesús, pero esta amistad no les libró de la llegada de la Cruz, de la llegada de la muerte… Y esto nos enseña que Cristo no ha venido a hacer desaparecer la existencia de la Cruz, sino que ha venido a hacernos entender que esa Cruz es la llave de la Gloria

V DOMINGO DE CUARESMA

Jesús llora la muerte de Lázaro. Jesús sufre con lo mismo que a nosotros nos hace sufrir. Pero Él nos viene a decir: «Tu Cruz no la vas a llevar solo, la vamos a llevar juntos, y Yo te prometo que tu Cruz va a ser fecunda, porque va a ser semilla de Resurrección.»

Él es el que tiene pleno poder sobre la muerte, y Él se presenta como la Resurrección y la Vida a los que vivimos en medio de la Cruz. Nuestra vida está marcada por la Cruz de la muerte que se aproxima, pero esa muerte está «herida» de Resurrección. Descenderemos al sepulcro… para resucitar con Cristo a una vida nueva.


IV DOMINGO DE CUARESMA (CICLO A)
«Solo sé que yo era ciego y ahora veo».

19/03/2023

El Evangelio de este domingo nos muestra la incomodidad de los fariseos ante la evidencia del Milagro: dando rodeos, haciendo preguntas innecesarias, buscando pretextos para denigrar a Jesús y tratando inútilmente de rebajar o eclipsar la grandeza del Milagro… Así siguen reaccionando muchas personas hoy en día para no verse comprometidas a creer en Dios. Negando, obviando, buscando explicaciones «científicas» a los milagros que se les presentan en el camino, achacándolos a la «casualidad». Cualquier cosa antes que creer en Dios.

¿Por qué? Porque creer en Dios nos compromete. Porque si afirmamos que Dios es el Señor, ya no podemos seguir viviendo nuestras vidas de cualquier forma, creyéndonos nosotros los dueños y señores del mundo. Porque si Dios existe, no podríamos hacer las cosas que hacemos, sabiendo que Dios no las aprueba. Entonces resulta más fácil cerrar los ojos a la evidencia del milagro y hacer como si no nos hubiésemos dado cuenta… Pero esto es engañarse a uno mismo y lo sabemos. El milagro seguirá ahí, para refrescarnos la memoria.


III DOMINGO DE CUARESMA (CICLO A)
«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?»

12/03/2023

Jesús no rehúye el trato, el encuentro, la amistad con el pecador. Esta samaritana estaba viviendo con un hombre que no era su marido y tenía cinco maridos a sus espaldas. Y el Señor lo sabía. Es incluso Él mismo quien se lo recuerda. Y, sin embargo, no rehúye el trato con ella, aun estando muy mal visto en la época el trato de judíos con samaritanos.

Jesús no rehúye el trato, el encuentro, la amistad con el pecador. Esta samaritana estaba viviendo con un hombre que no era su marido y tenía cinco maridos a sus espaldas. Y el Señor lo sabía. Es incluso Él mismo quien se lo recuerda. Y, sin embargo, no rehúye el trato con ella, aun estando muy mal visto en la época el trato de judíos con samaritanos.

El Señor no rehúye el trato con los pecadores. Él ha venido a salvar a los pecadores, a curar a los enfermos… No debemos sentir miedo, por tanto, cuando nos sentimos pecadores, porque el Señor nos ama y conoce nuestra debilidad, nuestra fragilidad, nuestros antecedentes… El Señor nos conoce y desea que nos acerquemos a Él.

Pero Él no dice a la samaritana que continúe con el hombre con el que está, ni que continúe en el adulterio… Él siempre dirá: «Vete y no peques más.» Por tanto, si nos sentimos pecadores, y todos lo somos, no perdamos la confianza en que Dios nos ama. Dios no se aleja de ti. Dios te ama. No te alejes tú de Él. Coge la mano que te está extendiendo para levantarte. Aprovecha la Misericordia de Dios, siendo únicamente consciente de que Él te pide dejar el pecado.


II DOMINGO DE CUARESMA (CICLO A)
La Transfiguración de Jesús

05/03/2023

La Transfiguración de Jesús es un anticipo de la Pascua, un adelanto de su Resurrección, en la que Jesús aparece con el aspecto luminoso con el que se presentará una vez resucitado ante sus Apóstoles. La finalidad era fortalecer la fe de los Apóstoles y hacerles comprender la necesidad de la Pasión.

Jesús aparece entre Moisés y Elías. Moisés fue el que recibió la Ley de Dios en el Sinaí para el pueblo de Israel. Elías, por su parte, es el padre de los profetas. Moisés y Elías son por tanto los representantes de la ley y de los profetas, que vienen a dar testimonio de Jesús, que es el cumplimiento de todo lo que dicen tanto la ley como los profetas.

Este acontecimiento nos enseña a seguir adelante, aunque tengamos a menudo que sufrir y pasar por dificultades en la vida, siempre con la esperanza puesta en que Jesús nos espera con su gloria en el Cielo, y que vale la pena esforzarse con tal de alcanzarlo al final de nuestro camino.


I DOMINGO DE CUARESMA (CICLO A)
«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»

26/02/2023

El hombre necesita la Palabra de Dios. Con demasiada frecuencia olvidamos que no sólo somos cuerpo, sino también alma y que necesitamos alimentarnos también de esta Palabra, aparte de alimentar el cuerpo. Considerar que la principal labor de la Iglesia es hacer obras sociales es ignorar cómo es el hombre.

Tantos problemas como hay en el mundo, corrupciones, violencia, guerras, injusticia, abusos, tantas cosas que van mal tienen su origen en el pecado. La mayor parte de los problemas que nos acucian hoy en día tienen su raíz en el hombre, y más concretamente en el pecado del hombre. Sólo cuando trabajamos por curar el alma -a la vez que ayudamos al cuerpo-, sólo entonces estamos ayudando de verdad a la persona.


AÑO2022

DOMINGO DE RAMOS
Pasión de nuestro Señor Jesucristo

10/04/2022

Los misterios de la Semana Santa son misterios enormes del Amor de Dios. Qué importante es que nosotros comprendamos que el centro de nuestra Fe es el amor, y que abramos nuestro corazón al Amor de Dios, que nos dejemos amar por el Señor, y que nosotros también amemos al Señor y a los demás.

Una persona que abre su corazón al Amor de Dios, que se deja amar por Él y que ama a Dios y a los demás cumpliendo sus Mandamientos, está viviendo lo esencial de la Fe. La Fe es sobre todo una cuestión de amor. Obedecer a Dios y amar.

Y dejarse amar también, porque muchas veces vemos que no amamos lo suficiente y nos desanimamos… Y justamente en esos momentos es cuando más necesitamos dejarnos amar por Dios, dejando que nos perdone en el Sacramento de la Confesión. Dejar que Él nos aliente, nos levante, nos fortalezca.

Como habría tanto que comentar acerca del Evangelio de este domingo, vamos a quedarnos al menos con esta idea: igual que los discípulos acompañaron con ramos al Señor en su entrada triunfal en Jerusalén, dispongámonos nosotros también a acompañarle con todo nuestro amor durante esta Semana Santa.

Acompañémosle en cada uno de esos pasos que Él va a ir dando, viviendo en nuestro corazón todo ese amor, toda esa entrega, para aprender cómo Él nos ama y para aprender cómo tenemos que amar nosotros también. «Hoy estarás Conmigo en el Paraíso», le dice al buen ladrón. Y nosotros pronto estaremos también con Él. Esta vida es breve, y nos espera el Cielo, donde hay felicidad para siempre. No nos olvidemos de esto.


V DOMINGO DE CUARESMA (CICLO C)
«Tampoco Yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

03/04/2022

Cuánta bondad, cuánta misericordia, cuánta ternura nos transmite el Evangelio de hoy… Cuánta bondad hay en el Corazón del Señor, con qué amor trata a esta mujer… La defiende de sus acusadores, le da el perdón de sus pecados, la salvación. A esto ha venido Jesús. Cuando le presentan a esta mujer, sorprendida en flagrante adulterio, Jesús se inclina a escribir con el dedo en la tierra.

¿Qué significa este gesto? Cuando Jesús escribe con el dedo en la tierra, está haciendo referencia a las tablas de la Ley del Antiguo Testamento, que Dios escribió con su dedo. Jesús les está mostrando que Él es el dedo de Dios que escribe la Ley. ¿Y cuál es esa Ley que Dios escribe? Pues esa Ley tiene dos partes: la del Antiguo y la del Nuevo Testamento.

Cuando Jesús dice «El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.», está haciendo referencia a la primera parte de la Ley, la del Antiguo Testamento, que nos dice que todos somos pecadores. Ante esta palabra de Jesús, todos se van retirando, uno a uno. Esto nos recuerda a nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el Génesis, cuando se retiraron, se escondieron de Dios al ver que habían pecado.

Gran error. El hombre pecador no tiene que esconderse de Dios. Aquella pobre mujer adúltera no se escondió. Se quedó allí, en el suelo, delante de Jesús. Y la reacción de Jesús para con ella nos explica la segunda parte de la Ley: la Misericordia infinita de Dios, que ha venido al mundo para salvar al pueblo de sus pecados. Para, con su Sangre, lavar esos pecados.

«Tampoco Yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.» Esta inmensa Misericordia de Dios nos tiene que mover a una conversión. Hoy es un día maravilloso para plantearnos una profunda confesión, si todavía no la hemos hecho en esta Cuaresma, para entrar en el abismo de la Misericordia del Corazón de Jesús.


IV DOMINGO DE CUARESMA (CICLO C)
“Este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado”

27/03/2022

¿Qué fue lo peor que le pudo pasar al hijo pródigo de la parábola que le llevó a caer tan bajo, hasta el punto de acabar viviendo entre cerdos? ¿Acaso fue la herencia recibida del padre? No, porque su hermano también la recibió y no acabó de esa manera. Lo que llevó al hijo pródigo a la perdición fue el mal uso de la libertad que Dios nos da, nuestro libre albedrío. «El padre les repartió los bienes.» La misma herencia repartida tiene efectos diferentes. Un hijo decide quedarse, el otro decide marcharse.

El hijo que se marchó gastó todos los bienes. ¿Por qué los gastó? Porque no le costó nada ganarlos. Eran de su padre. Y cuando a nosotros no nos cuesta nada ganar las cosas, las despilfarramos. A él no le importó. Él se dio a la “buena vida”, que nosotros llamamos “buena”, pero que en el fondo sabemos que no es buena. Cada pecado que él cometía, cada despilfarro que hacía de los bienes del padre, le alejaban más y más de él. En lugar de sentir más el amor del padre, empezaba a sentir que el padre quizás hasta le odiaba. Y quizás en algún momento pensó en regresar a la casa paterna, recordando a ese hermano suyo que lo tenía todo estando con su padre, pero el orgullo le frenaba.

Al padre de la parábola, que representa a Dios Padre, no le importa quedarse sin nada. A él sólo le interesan sus hijos y les da todo lo que tiene, porque quiere que, a través de sus bienes, ellos descubran su infinito amor, su grandeza, su misericordia, su perdón, y que se le valore por encima de todo lo que tiene o posee. Dios no puede obligarnos a amarle. Nosotros decidimos libremente si amarle o no amarle, permanecer con Él o no permanecer. Al quedarse sin el padre y llevarse los bienes, el hijo retiró de sí mismo la misericordia y la protección de su padre.

Esto que vive el hijo pródigo de la parábola es lo que hace el pecado con nosotros: separarnos de Dios. Es lo peor que podemos vivir. En ningún momento nos dice el Evangelio que el padre fuera a buscar al hijo, o que doblegara la cabeza ante él. Sale, eso sí, a ver si viene y espera su regreso. Pero no va a buscarle, porque sabe que, no habiendo pedido ayuda ese hijo que voluntariamente se marchó, perdería el tiempo. Cuántas veces no nos habrá pasado a nosotros mismos eso de rechazar una ayuda no solicitada por orgullo. Esto bien lo sabía el padre, por eso no sale a buscarlo.

Dios espera pacientemente a que el hijo pida la ayuda. Eso sí, una vez el hijo vuelve arrepentido a la casa paterna, el padre, viéndolo de lejos, ni siquiera espera a que el hijo llegue hasta el umbral: “echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos”. No sólo eso, sino que celebra una fiesta por todo lo alto de bienvenida para él. Asimismo actúa Dios con nosotros. Él espera nuestro regreso, y, cuando nos ve por fin volver arrepentidos, se abalanza a nuestro encuentro para llenarnos de su gracia, paz y misericordia.


III DOMINGO DE CUARESMA (CICLO C)
«Señor, déjala todavía este año, a ver si da fruto.»

20/03/2022

Este viñador que tiene paciencia, que no tiene ningún deseo de cortar la higuera, a pesar de que no da fruto, sino que prefiere esperar a ver si lo da, tiene paciencia, la abona un poco más y espera, es la imagen de Dios Padre y de Jesús. El dueño, en cambio, sí tiene prisa en cortarla. Esta imagen la usa Jesús para que comprendamos que, si no nos convertimos, nosotros mismos nos encaminamos a la perdición, a la lejanía eterna de Dios, que es el Infierno.

Dios no quiere que nadie vaya al Infierno, sino que busca a todos con amor y con una paciencia inmensa hasta el final, como hace el viñador con la higuera. Y es importante que nosotros comprendamos esto, porque en la medida en la que nosotros comprendemos el corazón bueno y misericordioso de Dios, una fuerza interior nos impulsa a buscarle, a pedirle perdón y a confiar en Él.

Satanás quiere que veamos a Dios como alguien estricto que quiere castigarnos. Él desea que tengamos miedo de Dios y nos escondamos de Él. Pero esto no es así. Al contrario, Dios lo que desea es que acudamos a Él, buscando su misericordia y su perdón, que siempre los encontraremos. Sólo necesita que nos arrepintamos de nuestros pecados.

Jesús, con las palabras un poco fuertes que emplea en este pasaje, lo que quiere es sacarnos de nuestro adormilamiento espiritual y de nuestro pecado. Porque a veces vivimos en pecado y estamos como adormilados en él, estancados y afianzados. Y Él, que desea que nos salvemos, nos quiere sacar de ese pecado.

Pero para ello necesita nuestro consentimiento a su misericordia, nuestro arrepentimiento. Porque no se puede llegar a Dios en pecado. Tenemos que convertirnos. Nos lo dice Jesús con toda la fuerza en el Evangelio de este domingo.


II DOMINGO DE CUARESMA (CICLO C)
La Transfiguración del Señor

13/03/2022

Dios nos hace regalos a lo largo de la vida, pruebas grandes de su amor, para que nos sirvan de testimonio en esos otros momentos de prueba en los que la fe flojea. Esto es lo que hizo en la Transfiguración ante unos apóstoles turbados por el anuncio de su futura muerte en la Cruz. Jesús restablece la fe de sus apóstoles transfigurándose, no sólo para reafirmarlos, sino también para fortalecerlos de cara a ese momento.

En las noches más oscuras, se ven más bonitas las estrellas. No hay sol, todo es oscuridad, pero cómo brillan las estrellas… No tengo el sol, no tengo la claridad total, pero tengo la luz de esas estrellas que me recuerdan que sí que existe Dios. Esto es lo que el Señor quiso hacer con los apóstoles.

Llegará el momento de la noche oscura. Habéis vivido los momentos de luz maravillosos, me habéis visto hacer tantos milagros, habéis visto mi calidad humana, mi compasión por todos… Pero pronto me vais a ver hecho un guiñapo, abandonado, crucificado, y vais a dudar. Y no puedo evitarlo, tengo que dejaros…

Pero os voy a dejar esas estrellas que brillan en la noche oscura. Y ¿qué son esas estrellas? Son los recuerdos, la memoria, los buenos momentos… Aquellos momentos en los que tú estabas en brazos de Dios y no pisabas el suelo. Aquellos momentos tan maravillosos en los que te sentías tan bien, tan seguro de que Dios existía, tan acompañado, tan lleno…

Ser fieles a esos momentos de luz, cuando se ha ido el sol, es lo que nos permite, lo que nos ayuda a seguir manteniéndonos firmes en la fe. Porque la noche oscura, que a veces es muy larga y muy dura, también pasa. Y cuando pase esa noche oscura y acabe tu miedo, tu sufrimiento, tu angustia, tiene que quedarte el buen sabor de boca de poder decir: «He sido fiel. Aun en medio de la duda, me he mantenido fiel a Dios.»


I DOMINGO DE CUARESMA (CICLO C)
Las tentaciones de Jesús en el desierto

06/03/2022

Por el demonio entraron el pecado y la muerte en la Creación, cuando nuestros primeros padres, Adán y Eva, cayeron en el pecado original. Jesús vino a redimirnos y a traernos la salvación que ese pecado nos había arrebatado. Luego el primer paso para el combate espiritual es tener clara la existencia de ese Enemigo. Muchos niegan hoy en día su existencia, a pesar de todo el mal que vemos en el mundo y a nuestro alrededor.

Decía San Juan Pablo II: «Quien no cree en la existencia del demonio, no cree en el Evangelio». Negar la existencia del demonio dejaría cojo el cristianismo, porque entonces ¿a qué vino Jesús a la Tierra? ¿Por qué pagó un precio tan alto como la Cruz, si no hubiésemos necesitado ninguna Salvación, si no hubiese habido peligro de acabar en el Infierno, si «todo el mundo va al Cielo» haga lo que haga? Nada tendría sentido. Por eso la existencia del demonio y el Infierno son dogmas de Fe.

En el pasaje de este domingo, el Evangelio nos muestra la manera en la que el demonio nos ataca, y cómo hay que vencerle. El demonio empieza siempre por la carne, por nuestra materia, tentándonos con cosas como la gula, la lujuria, la pereza («Haz que estas piedras se conviertan en pan»). Después ataca lo moral, tentándonos con la soberbia, la avaricia, el orgullo, que nos hacen desear las glorias humanas («Te daré el poder y la gloria de todo eso»). Por último, el demonio ataca el temor de Dios, quitándonos el amor a lo divino y el miedo al pecado.

Llegado a este punto, el hombre se abandona en cuerpo y alma a Satanás, con tal de llegar a gozar de todo aquello que desea, y de gozar cada vez más. Jesús nos enseña la manera de luchar contra estas tentaciones: vigilancia, silencio y oración. Vigilancia para detectar la tentación desde su origen, silencio para no entrar en diálogo con el demonio -porque nos ganaría él- y oración, que une a Dios y vierte su fuerza como por un canal en el corazón del hombre.


PRIMER VIERNES DE MARZO.
POR LA TARDE A CONTINUACIÓN DE LA MISA DE SIETE, ORACIÓN A JESÚS DE MEDINACELI.

04/03/2022

Jesús de Medinaceli

Se trata de un Cristo “ de sentencia” puesto que representa el momento anterior a ser crucificado.

Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno 


Miércoles de Ceniza: Comienzo de la Cuaresma

Es una Práctica de Acercamiento a Dios a través del arrepentimiento. Así, las cenizas tienen sentido simbólico de muerte y caducidad, pero también de humildad y penitencia.

02/03/2022